La aplicación de pintura en polvo se lleva a cabo mediante una máquina especializada que combina partículas de pintura con aire y las carga eléctricamente durante el proceso. Estas partículas son atraídas hacia la superficie a pintar, que está conectada a tierra, y se mantienen adheridas gracias a la carga estática generada.
Posteriormente, las piezas recubiertas con pintura son sometidas a un proceso de curado a una temperatura de 190 grados Celsius, lo cual completa el procedimiento.